En mi trayectoria profesional he preparado y realizado varias entrevistas con Lolita, Rosario, Carmen y Alba Flores. Hasta con el Junco (para los iletrados en Lola Flores, su amante) Me he trabajado a La Faraona lo suficiente como para saber que cualquier momento protagonizado por ella engancha y funciona, aunque los hayas visto mil veces. Así que me siento en el sofá pensando: “¡A ver cómo lo cuentan, ojalá hayan conseguido hacer algo novedoso!”
¡Bravo! Desde el arranque la serie es potente y diferente por varios motivos:
1.- Las entrevistas a artistas actuales para hablar de cómo les ha influido La Faraona. Rosario, la Tremendita, Bebe, La mala Rodríguez, Nathy Peluso y, de repente, C. Tangana y, de repente, Rosalía. ¡Chapeau! Porque lo que dicen es interesante y porque contribuyen a acercar a Lola Flores a generaciones más jóvenes.
2.- La edición de la serie, a lo Un príncipe para Corina, es muy fresca. Muecas, risas, expresiones sacadas de contexto, contradicciones que dan mucha rapidez y agilidad al montaje. Entra solo.
3.- Momentos impagables aquellos en los que se relatan anécdotas supuestamente veraces de La Faraona y la hermana de Lola va apostillando: “No, eso no es verdad, cómo iba a cocinar mi madre en el avión, cómo íbamos a llevar un pájaro en una jaula”. Oro puro.
4.- La cara de Rosario Flores cuando se entera, igual que muchos de nosotros, de que el titular “No canta, no baila pero no se la pierdan” nunca existió en la prensa de Estados Unidos.
*Puedes ver la miniserie documental Lola en Movistar+.