He descubierto hace unos días el grupo Confeti de Odio. Solo por conseguir ser políticamente incorrectos sin que la fiscalía haya abierto una investigación contra ellos ya tienen mi reconocimiento. En su canción El coro de los hijos del divorcio ponen a un grupo de adorables niños a cantar estrofas como esta: “Madres, fábricas de traumas, padres, despreciable fauna”. Parece que hubieran visto Finlandia. No se me ocurre mejor resumen para esta obra de teatro.
Son las 3 de la mañana. En la cama doble de una suite muy nórdica descansa una pareja. Israel no aguanta más y despierta a Irene. Lo que sigue es una conversación -a veces solo monólogos, siempre un combate- entre un hombre y una mujer que están rompiendo tras años de relación y luchan por la custodia de su hija. Destrucción, sincericidios, dardos, rencor, rabia… y poco amor. No hay descanso, ni para los actores, ni para el espectador. No descubrimos nada asegurando que Irene Escolar e Israel Elejalde son probablemente el mejor actor y actriz sobre el escenario de este país.
Se agradece que el texto de Pascal Rambert, escrito ex profeso para los actores, sea menos intenso que el de otras obras del francés como La clausura del amor o Hermanas. Todo fluye menos un final algo torpe pero gracias al cual recordé esa canción de la que hablaba al inicio. Buscadla en youtube. No decepciona.
*Finlandia se representa en el Teatro de la Abadía hasta el 23 de octubre de 2022. Ha agotado entradas.