Cuando en 2018 Pablo Iglesias dejó el piso de su tía abuela en Vallecas y se fue a vivir a una casa con jardín y piscina en Galapagar hubo quien se preguntó qué le estaba pasando al entonces líder de Podemos. Estaba bastante claro: le pasaba la vida.
En Tenéis que venir a verla, la última película de Jonás Trueba, también pasa la vida para dos parejas de urbanitas que rozan los 40. Una de ellas -Irene Escolar y Francesco Carril- ha abandonado Madrid por una casa en Alpedrete, más convencido él que ella. Más espacio, más tranquilidad, más adecuado para formar una familia. La otra -Itsaso Arana y Vito Sanz- sigue viviendo en el centro, de nuevo más convencido él que ella, al que le gustan “hasta los bolardos y los contenedores de basura”. En la entusiasta enumeración de virtudes de Madrid solo le faltan los atascos.
Un concierto de Chano Domínguez en el Café Central, una partida de ping pong, una conversación sobre un libro que es “un tocho importante”, le sirven a Trueba para mostrar la crisis de una generación que empieza a descubrir que es demasiado tarde para algunas cosas. Como telón de fondo, las consecuencias de una pandemia que nos ha vuelto perezosos para las relaciones sociales. Las actividades más banales se intercalan con conversaciones (prestadas) sofisticadas en esta cinta que crece conforme sales del cine y empiezas a pensarla y a hablarla.
Un último detalle, el tráiler es casi mejor que la película. No te lo pierdas.
Tenéis que venir a verla se estrenó en solo un cine de cada ciudad española el 17 de junio de 2022. En Madrid, solo puede verse en los Cines Golem, en la calle Martín de los Heros.