“Te quiero, pero no te quiero”. La frase que pronuncia la protagonista de La peor persona del mundo en un momento de la película resume su personalidad y la de toda una generación. Quienes andan ahora entre los 30 y los 40 -y tienen la suerte de no tener problemas mayores- quieren pareja y no la quieren, quieren hijos y no los quieren, quieren comprarse una casa y no la quieren. Es la generación Netflix, el catálogo es tan grande que al final no apetece ver nada.
Cuando las cosas se ponen feas, Julie sale corriendo -quién pudiera detener el tiempo apretando un interruptor en la cocina- Solo quiere atiborrarse de emociones, experimentar la felicidad sin ser consciente de que el subidón permanente agota y deja daños colaterales por el camino.
Lo MEJOR de la película es que nadie juzga a la protagonista que resulta encantadora y, en algún momento, insoportable gracias al admirable trabajo de Renate Reinsve. Lo MÁS SOSPECHOSO es que la mejor persona del mundo es el autor de cómics. En contraposición a Julie, tiene éxito profesional, es inteligente, sabe lo que quiere y sabe querer. Se diría que es un trasunto del propio director de la película con el que comparte generación, ya en extinción. Lo PEOR, haberme dado cuenta de que he dejado de ser Julie -ya estoy en otra pantalla- y que el epílogo de la película es decepcionante por conservador. Como si a los treintaytantos uno tuviera que dejar de andar perdido.
*La peor persona del mundo se estrenó en cines en marzo de 2022.