“Maldito Luis Zahera, ayer tuve pesadillas”. Recibo este mensaje de un colega que acaba de ver As bestas minutos antes de encontrarme con el actor gallego en el centro de Madrid. Zahera llega con aire despreocupado y camisa azul de cuadros. Le leo el comentario que me acaban de enviar. “El otro día una señora me dijo que le di pánico en algunos momentos, es lo maravilloso de este trabajo, yo no sabía que estaba rodando eso”. Esa señora, Luis, somos todos.
Zahera, su hermano, al que interpreta Diego Anido, y los guionistas Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña nos mantienen en tensión desde la primera escena de este thriller rural y oscuro. Sorogoyen es un maestro en guiar las emociones del espectador. La posición de la cámara, el montaje, la fotografía, el trabajo de los actores y la música te llevan justo al lugar que quiere el director.
Si las películas son un reflejo del tiempo en que vivimos, As bestas no nos deja en buen lugar. La violencia, la xenofobia y la imposibilidad de llegar a acuerdos entre los hombres son una constante. En un giro arriesgado y acertado se vislumbra luz. La protagonista pasa a ser una mujer a la que, por muy difícil que se nos antojaba, acabamos comprendiendo. “Ahora solo quedamos tú y yo”, le dice a la madre de sus verdugos. ¿Y si hubieran sido ellas las que, desde el principio, hubieran tratado los conflictos en la taberna?
As bestas se estrenó el 11 de noviembre de 2022 en cines.